A lo largo del acantilado que conduce a la remota aldea de la tribu Anga en la meseta de Morobe (Papúa Nueva Guinea), hay cientos de extrañas momias de pie y sentadas.Los cadáveres rojos parecían estar prisioneros en jaulas de bambú para evitar que saltaran sobre cualquier extraño que se atreviera a acercarse.Sin embargo, en realidad, este es sólo el método de entierro tradicional de la tribu local Anga, y también es la forma que usaban para ahuyentar a los extraños del pueblo.Desde guerreros, ancianos, mujeres hasta niños… todos pueden ser enterrados utilizando este método tradicional un tanto espantoso de “embalsamamiento con humo”.Primero, los embalsamadores experimentados cortarán la carne de los pies, las rodillas y los codos del cadáver para permitir que la grasa y el agua del cuerpo se drenen mientras se ahúma el cuerpo.Después cosían los ojos, la boca y el ano del cadáver para reducir la cantidad de aire que entraba al cuerpo y causaba la putrefacción, y después ahumaban el cuerpo en un pozo muy grande.Durante el proceso de ahumado del cuerpo, continuamente le ensartaban palos afilados de bambú para que la grasa fluyera. Los familiares aplicaban ese horrible líquido al cuerpo con la creencia de que transfería el poder de los muertos a los vivos.Una vez secos los cadáveres, también se untan con una capa de arcilla o loess para protegerlos de agentes ambientales nocivos, por lo que la piel de la momia a menudo se enrojece.Los cadáveres también suelen ser llevados a casa por familiares para realizarles cuidados de “mantenimiento” y luego son devueltos al acantilado donde viven.La tribu Anga considera a las momias como las protectoras del pueblo. Los cuerpos de los guerreros siempre se colocan en los lugares más solemnes. Sin embargo, esta costumbre está estrictamente prohibida por el gobierno desde 1975.
